martes, 30 de septiembre de 2008

Agresión "feixista" contra el patriota Presas

Modo ironia ON/off
Las instituciones opresoras del Estado Español pusieron al ex jugador del F.C. Barcelona y patriota solidario y comprometido, Oleguer Presas, bajo su punto de mira desde que éste, en otro ejemplo de su preocupación por los perseguidos y acosados por el feixisme español, alzara su voz a favor de
Ignacio De Juana Chaos. Por aquél entonces, el patriota abertxale, veía peligrar su salida de prisión tras haber cumplido su condena por las siniestras maniobras de los fiscales, quiénes intentaron prolongar su estancia en los centros de tortura y represión condenándole por ejercer su libertad de expresión. Como bien dio a entender Oleguer, se trataba de un atropello. El afiliado a esa organización que lucha por las libertades de los vascos ya había pasado diecinueve años privado de su libertad, castigo exagerado por haber dado matarile a veinticinco enemigos del pueblo abertxale incluso para la feixista justicia española, y era un atentado a sus derechos humanos fundamentales el prolongar su tortura por el hecho de ejercer por escrito su derecho a amenazar y amedrantar, así como el de apoyar las luchas por las libertades que llevan a cabo los patriotas etarras. Las reacciones no se hicieron esperar. El feixismo español se lanzó contra el jugador y la empresa Kelme le retiró su patrocinio, lo que acabó pagando caro ya que, como todos sabemos, los ocupas y quinquis seguidores del socialmente comprometido jugador iniciaron una campaña de boicot, y este tipo de gente pertenece a un estrato social muy dado al consumo y, por tanto, es la que más gasta en prendas deportivas.
Hoy, De Juana Chaos goza de su merecida libertad paseando por las calles de Dublín mientras las autoridades le siguen buscando. En la capital de la verde Eire prosiguen sus esfuerzos por la paz mundial, y es algo que no soporta el represor estado Español. Fuera de sus garras el inocente acosado por organizaciones ultraviolentas, los jueces españolistas han encontrado en Oleguer una víctima propicia para verter sus frustraciones. El jugador del Ajax, que pese a la distancia que separa esa tierra de promisión de su Cataluña de los amores, no ha cejado en su lucha por verla liberada del yugo opresor, podría ser condenado a dos años de cárcel por su participación en un enfrentamiento el 23 de septiembre de 2003 entre jovenes solidarios y los perros policías de la burguesía explotadora. Daban la una de la madrugada cuando doscientos jóvenes libertarios estaban disfrutando de su tiempo de asueto en el "Bar Berma", sito en la localidad de Sabadell. El jolgorio que suele acompañar a este tipo de celebraciones no gustó a los vecinos, que prisioneros del sistema de explotación capitalista se ven obligados a madrugar para alimentar la maquinaria de la sociedad de consumo. Envidiosos de que haya alternativos que no están dispuesto a entrar en ese juego, telefonearon a los cuerpos de represión, quienes hicieron acto de presencia. Si éstos, ni la posterior presencia del alcalde y dos concejales, consiguieron que se disolviera la manifestación de la alegría. Al final, los jóvenes libertarios obedecieron a la única autoridad reconocida, esto es, el dueño del bar, y procedieron a marcharse a su casa... perdón: procedieron a marcharse a casa de sus padres o a algún edificio que hubiera sido expropiado por los voluntariosos zagales. Todos, menos once, los más comprometidos, entre los que se encontraba Oleguer, y que decidieron ejercer su derecho a expresarse ante las autoridades. Así, quemaron contenedores para protestar por la privatización del servicio de recogida de detritus y arremetieron contra los vehículos estacionados, culpables -quién osará negarlo- del calentamiento global, mientras coreaban vivas a la asociación cuyo fin es la libertad de Euskadi entre las que insertaban mensajes sobre la supuesta profesión de meretriz mediante la cual las madres de sus adversarios se ganarían el pan y la sal. Las autoridades represoras no entendieron esta manera de expresarse, o quizás la entendieron demasiado bien, y actuaron dispuestos a que el mensaje no se extendiera, lo que podría poner fin a sus privilegios. En la refriega entre los perros uniformados de los opresores y los jóvenes comprometidos, Oleguer intentó mediar lanzando una piedra contra uno de éstos. Se trataba sin duda de un mensaje: la piedra simbolizaba la tierra catalana que unía a ambos, iguales pese a la diferente función social que estaban ejerciendo aquella noche. Pues bien, lejos de agradecer el detalle, las mal llamadas autoridades (al fin y al cabo, a diferencia del dueño del local, no se pagaron ni un cochino "calimotxo", y por tanto no había respeto que valiera con ellos) denunciaron al jugador por agresión.
Tres años después, la fiscalía burguesa ha pedido dieciocho meses para los participantes en esa fiesta espontánea, excepto para Oleguer y dos camaradas más, para los que se ha pedido dos años. El jugador del Ajax también estaría obligado a pagar al policía que recibió su solidaria pedrada una multa por valor de 450 euros burgueses y capitalistas. Nos abstenemos de comentar la injusticia que tal decisión acarrea, porque salta a la vista. Al menos nos queda el consuelo de que, al carecer de antecedentes, el intelectual independentista no irá a prisión. Esperamos que esta sea la última desgracia que le acontece al futbolista ocupa en el presente año, que comenzó con una lesión, siguió con la caída del Barça en picado, continuó con la victoria de la selección española en la Eurocopa y acaba con su posible condena que, pese a suponer la oportunidad de intimar con otros individuos perseguidos por el Estado opresor durante dos años, no es algo que el jugador esté deseando. Para que nos vamos a engañar.

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